Bitácora del sinsentido

Noches y ocasos... imágenes  que llevan el silencio clandestino de esta intensidad creadora propia de la inspiración.

Y así repentinamente reparo en que siempre tengo pensamientos profundos y planteamientos bastante elaborados respecto a los temas que como filósofo no me cansan de asombrar del universo como por ejemplo la voluntad, algunas teorías de macro y microcosmos y otras más respecto al germen de la esencia individual; lo que sucede con el parcial abandono de este blog y con mi variopinta carpeta de creaciones literarias inconclusas, responde a una discusión en torno al sentido.

Desde un punto de vista técnico -para entender mejor la acepción particular que estoy queriendo utilizar- podríamos decir del sentido que es un colectivo de todos aquellos elementos denominados determinaciones y éstos a su vez responden a una voluntad específica puesta en movimiento para alcanzar metas u objetivos específicos, valiéndose para ello de aquel combustible llamado intensidad. Sería el sentido una integral formada por diferenciales formadas a partir de un conglomerado de vectores cuya dirección sería la determinación, la variable la voluntad y su magnitud la intensidad. Hasta aquí un resumen a groso modo de la primera parte de Exótica, tratado en el cual expongo una explicación mucho más minusiosa y filosófica de estos conceptos.

Entonces, desde una perspectiva amplia y como elemento constituyente de una próxima disciplina enfocada al germen individual, tenemos al sentido en un contexto abstracto... el cual en este momento quiero banalizar para no caer en demasiado tecnicismo.

Del sentido se dicen muchas cosas: esto que estoy haciendo no tiene sentido, mi vida no tiene sentido, el mundo no tiene sentido alguno, el universo es un sinsentido... Y pasa a veces que el sentido te condiciona y sin darte cuenta acabas atrapado en los límites de un concepto generado en base al sentido primigenio mismo sin darnos cuenta que las ideas obedecen a reglas distintas cuando las queremos implementar en nuestra vida. Por ello mismo mi mayor recomendación es prestar atención a la estructura del concepto que hemos generado y percatarnos que definitivamente escapa a nuestro poder manipular el mismo dada su naturaleza dinámica, ¿o acaso las determinaciones más ínfimas siempre van a permanecer inmóviles?

Desde los ojos del universo (y medítese en ello, pues estoy forzando un vaivén hiperbólico) todo tiene y no tiene sentido, ¿para qué preocuparnos? Si te quieres aferrar a un sentido probablemente no estás haciendo otra cosa que no sea limitarte (es tu elección hacerlo, y si estás conciente de ello enhorabuena), por otro lado si estás a toda costa buscando "el sentido" y tu inteligencia avanza proporcionalmente a lo largo del tiempo conjuntamente a tu afán y rectitud, vas a chocarte inevitablemente con un muro que te va a decir: "nada tiene sentido, reina el sinsentido". Mi propuesta, luego de pasar necesariamente por estos dos estadíos, es simplemente entregarte a la convicción general que nada tiene sentido, no tiene porqué tenerlo y si aún lo tuviese éste es demasiado inestable, demasiado versátil e inconmensurable... como un disco de Newton pintado de colores tales que al girar componen el blanco, lo cual en nuestro caso sería el sinsentido.

No tuve ni necesité un sentido para escribir o no escribir todas estas ideas que se me vienen a la cabeza mientras camino... tan solo me bastó una determinación concreta, y a este nivel llego y en este mismo nos entendemos.

Warlux