domingo, julio 05, 2015

Manifestación de hiatus de Exótica

Esta manifestación data del año 2008. A partir de ahora el proyecto continúa.

"Aún sin terminar de proponerme la idea para este ensayo he decidido ponerlo en marcha a fin de no arriesgar ninguna idea por vaga e ínfima que sea y que pueda contribuir o no al desarrollo de esta epifanía. Últimamente he sido presa de una enfermedad letal en alta potencia que ha llegado a amenazar mi voluntad para continuar con el proyecto de exótica. Es necesario recorrer no un solo único camino para llegar completamente a exótica, y es por ello que he llegado a consumar parte de la voluntad que tenía provista para exótica, en la determinación que dé a luz a esta ceremonia del funeral del mediodía.

Antes de proseguir con exótica entonces debo plantearme y/o replantearme todo problema que pueda encontrar en el camino del desarrollo de la voluntad. Es necesario entonces el análisis y esta fiesta se llevará en negro, pues desea bañarse de esa sensación que rompe con el sentido común, con la actitud natural en palabras de Husserl. Este viaje es un tanto diferente al viaje ataráxico para confrontar la exótica en cuanto tal, un viaje más intenso y riesgoso, hemos de intentar deconstruir todo ámbito que entonces se nos presente en el mundo real hasta estar condiciones de desencadenarnos de éste y penetrar en la revelación de toda exótica. No garantizo pues ni la seguridad del viaje, ni el orden de los argumentos, ni lo argumentos mismos, y bajo riesgo de ser considerado un poeta mundano u otras formas de interpretación en las cuales pueda caer el pesimismo, hago énfasis de cierto factor pasional para este discurso. Tómesele o no por filosofía no es siquiera una preocupación para con este libro.
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Heme aquí sin más ni más. Soy un ser humano perteneciente a una sociedad que busco satisfacer una serie de fines egoístas. Me relaciono con otros seres humanos que conforman mi sociedad e intento relacionarme con el universal mismo de sociedad de algún modo, generando mis medios de vida y estableciendo múltiples relaciones personales sean de carácter íntimo, convencional, etc. Me adecúo de un modo u otro en el sistema y no pretendo ser más que un hombre consciente de su propia individualidad que cumple dos roles esenciales: personal o egoísta, y social o colectivo. Pensar de este modo es entendible como normal, natural, lo que debe ser. Ah, y por cierto, soy un hombre del siglo XXI. Soy un complejo de carne y huesos que vive sin necesitar siquiera reformular estas bases. Estoy en potencia de ser feliz, exitoso, próspero, digno, y cuantos fines uno pueda creer determinarse. El gozar de esta base me permite relacionarme con otros individuos que comparten en cierta medida la misma base; podemos adecuar intersubjetivamente nuestras opiniones a consensos sociales.

No tengo que preocuparme por nada más que vivir de un modo u otro al tener un panorama que resuelva todas mis preguntas sin necesidad necesariamente de obtener respuestas. Si basta para resolverme, entonces puedo soy feliz. Estaría de más entrar de lleno a esta cosmovisión al no ser ésta la intención de la ceremonia, sino más bien mostrar cómo uno se representa a sí mismo y cómo se representa todo lo que interactúa con sí mismo. Para quienes les satisfaga esta condición no encontrarán más que piedras agudas en las siguientes páginas, pues la exótica no está planteada para este caso. Pero no vamos a analizar de lleno la exótica acá, sino más bien mostrar la luz dentro de las tinieblas de una duda peculiar. La duda que tiembla, la duda en luto de toda su seguridad.

Si tienes en mente ser feliz no dejes jamás de ser un hombre simple, no ambiciones ni pienses mucho. Más vale trasquilarse el cerebro de toda red neuronal antes que asumir ideas erróneas acerca de la felicidad, pues es quizá un fin ilusorio. Quien sabe siquiera si es el fin del hombre o es un fin último, muere en su búsqueda. Mi duda no es libre, es necesaria. Nosotros pertenecemos a un ínfimo grupo de individuos que busca dudar de todo cuanto se le presente, que distorsiona el sentido común y busca una interpretación a su vida. Somos científicos, literatos, filósofos… ¡No!, somos simples seres humanos que sin razón alguna penetramos en la caverna de la duda y no tenemos pensado salir de ella hasta encontrar una respuesta o ilusión de respuesta real. Iluminamos el vacío con la luz de la voluntad, generamos un cuadro digno de ser admirado, somos seres exóticos. No es quizá tan drástico ni enfermizo el caso, mas me permito utilizar todo recurso que ilustre la esencia del malestar que genera la duda expresada en angustia, sinsentido o en cualquier otra expresión no analizada hasta ahora. Si puedo “ser feliz” para que “complicarse”. El sentido común da soluciones para evadir la duda en nosotros, pero no la satisface, te dice no pienses, vive, desconéctate de ese que te pide respuestas. Goza un poco y en la medida de lo posible actúa según el resto. ¿Para qué buscar salidas cuando tengo un medio que me garantiza “ser feliz”? Puedo doparme un rato de sentido común y cordura común y madurez social pero sólo hasta cuando vuelvan a presentarse las dudas. Y hay un algo que va a desencadenar las dudas. Hay un algo que va a romper el sentido común tradicionalmente fabricado con el fin de acallar la angustia. Hay un algo que te separa de tu ser simple y te crea necesidad de saber, necesidad de entender, necesidad de creer en algo para sentirme seguro. El ser humano no es más que un duendecillo temeroso de sus alturas y que prefiere siempre volver a sus raíces y mantenerse en tierra en cuanto crece mucho.

No quiero cuestionarme nada pero me cuestiono, soy un complejo psicológico que busca un sedante, y voy pensando hacer uso de lo que fuere que choque en mi camino y que parezca una solución. En síntesis, mientras me pinten un cielo azul estaré tranquilo hasta que los colores comiencen a derretirse sobre mí. No me conozco a mí mismo, y esto implica desconocer la parte mía que no controlo, me confundo dentro de mis identidades a fin de resolver el enigma. Un enigma que desea desquiciarme mil veces, que no sé cuál es, ni sé qué busca y ni siquiera quien lo busca. Este yo que pregunta y este yo que responde: éste es el método que supone la aventura psicológica para abordar el camino que me conduzca a la exótica, y mientras más desee saber quién es ese que pregunta más insiste en desquiciarme con más dudas. Y hay noches donde la duda ruge como una fiera y desuela en su tempestad cuanta tierra firme pise. Puesta la duda al extremo, no existe sentido común que la oculte, quedando la alternativa de sumergirse en su tempestad a fin de disuadir su caos. Pero mientras dude la duda, debo mantenerme con cierto nivel de voluntad para no ahogarme en sus aguas, y mientras más dude, más voluntad requiero, y los cantos de la noche quieren o no dejar de sonar…

Duerme Warlux, goza la noche luchando en la duda, y levántate muy tarde, para así mantener el peso de toda la voluntad que vas a necesitar en esta empresa.
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Sin más ni más debo volver al mundo, el sentido común se confunde con el sentido natural que exige sustentar mi supervivencia. Le susurra el sentido común: debes trabajar. ¿Se me permite entonces un por qué? No, y si se me permitiese la respuesta simplemente sería porque así mi experiencia me muestra el mundo. Este mundo de principios del S XXI, o simplemente el mundo -como si así hubiese estado y así hubiese funcionado-. ¿Funcionado? ¿El mundo es una máquina? Todas estas preguntas parecen locuras o estupideces dentro del sentido común, del cual queremos escapar. Solo un idiota exigiría al sentido común una respuesta a estas inquietudes, pues el sentido común permanecerá siempre en silencio y susurrará siempre “vive tal cual”. ¿Y cómo sobrevivo? La respuesta ya se conoce: trabajando. Está en este campo prohibido conjeturar acerca del significado mismo del trabajo puesto que es de por sí, no requiere mayor explicación que el día a día (gendarme del sentido común, su cadete haciendo guardia con rifle en mano). Y el día a día dentro del horizonte del trabajo -y por tanto del trabajador- te agudiza la cuestión impuesta: trabajo, pues trabajo para alguien a fin de recibir algo a cambio. Coloca las banderas de la delimitación entonces a este caso particular: el trabajo, y como protagonistas al empleado y al empleador, siendo su habitad la Empresa."